Se conoce que aproximadamente el 40% de los trabajadores consideran preocupante la vuelta a las oficinas por el riesgo de contaminación que entraña la pandemia. Amenaza para la seguridad, tensiones relacionadas con la gestión de crisis, incertidumbre permanente… Son muchas las fuentes de malestar relacionadas con la reincorporación a la vida laboral y que pueden provocar, a largo plazo, la desmotivación de los colaboradores. De ahí, más que nunca, la importancia de plantearse seriamente una verdadera mejora del bienestar laboral que tenga en cuenta las particularidades de la situación actual.
Cubrir la necesidad de seguridad
En un escenario en que la proximidad física conlleva un riesgo para nuestra salud y bienestar, es fundamental ofrecer a las personas toda la seguridad en su puesto de trabajo. Resulta imprescindible crear un protocolo sanitario que les permita protegerse físicamente. Lavado de manos, distancia de seguridad, limpieza del material… Todo tiene que planificarse para que el conjunto de los empleados pueda sentirse cómodos en la compañía. Sin embargo, no siempre estos protocolos son suficientes. El motivo subyacente es la relación intrínseca que se ha creado entre cercanía física y peligro, difícil de mitigar.
Afortunadamente, existen soluciones para transmitir seguridad a los colaboradores que consideran insuficiente el protocolo sanitario. Lo primordial es volver a crear un sentimiento de confianza entre los empleados.
Para lograrlo, ante todo, hay que sentar las bases de una buena comunicación. Como directivo, debes, principalmente:
- Valorar periódicamente a sus colaboradores, resaltando la importancia que tienen para el desarrollo de la organización.
- Estar disponible para los trabajadores que desean expresar sus dificultades e incomodidades.
- No hacer falsas promesas, no difundir información errónea.
- ¡Hay que apostar una vez más por la comunicación! Explica a los empleados las decisiones tomadas, presentes y futuras, siempre que sea posible.
Reforzar el sentimiento de control
No menos importante, la incertidumbre que asalta los próximos meses puede tener importantes consecuencias en la motivación, productividad y el bienestar de los empleados. Incluso para los más veteranos, es fundamental tener el sentimiento de controlar mínimamente el propio entorno. Para evitar la desmotivación de los equipos, es necesario reforzar este sentimiento de dominio y control.
El directivo tiene que asumir su papel de orientar a los empleados en la gestión de la incertidumbre. Se trata de conseguir que los colaboradores sean conscientes de sus logros, así como de las posibilidades de ayuda mutua dentro de un mismo equipo.
Algunas prácticas sencillas ayudan a los directivos a alcanzar este objetivo:
- Felicitar periódicamente a los empleados por sus buenos resultados y sus aptitudes, su dedicación, buena disposición…
- Compartimentar los proyectos en objetivos a corto plazo, lo que permitirá a sus equipos tener un sentimiento reiterado de éxito.
- Organizar periódicamente sesiones de trabajo participativo para fomentar la ayuda mutua y la solidaridad entre empleados.
En resumen, estas últimas semanas han puesto de manifiesto nuevas dificultades laborales relacionadas con la reincorporación a los puestos de trabajo. Es la ocasión de replantearse las prácticas directivas para transmitir seguridad a los colaboradores y reactivar vínculos en los equipos. ¡Seguridad, solidaridad y confianza son las palabras clave para mantener la motivación y el compromiso durante las próximas semanas!